Enrique ha sido un entrañable héroe de la transición y de la democracia. No hizo partidos, ni sindicatos clandestinos. Arrancó, desde aquella su empresa química de la calle que entonces se llamaba de "Héroes del 10 de agosto", decidido a convertirse en arquitecto moral de las mentes, con vistas a la nueva sociedad española, al principio solo presentida.
Perseverante, incombustible, se fue consolidando en las páginas de TRIUNFO como un nuevo "teólogo seglar", concepto entonces sorprendente para unos e incordiante para otros. Era testigo de un catolicismo abierto y realista, de la necesaria revolución de lo religioso, abierto a todos los nuevos problemas de nuestro tiempo.
Y también, quizás en una segunda etapa, sabio laico, filósofo de la práctica humana, que derramaba sus reflexiones sobre la felicidad y el bienestar posible, sobre la vejez activa y el gozo sencillo de vivir. Y de todo ello daba prueba su propia vida, su tejer incansable, su humor hasta las fronteras de la guasa..
El próximo 12 de enero ibas acumplir tus 96: ha sido larga tu vida, Enrique, pero más lejos llegará tu huella. Porque tu enorme obra está ahí: esa veintena de libros y más de dos mil artículos. Quienes no te conocieron pueden seguir leyendo tus pensamientos positivos, tus críticas siempre constructivas.
La APDHE acompaña hoy a toda tu familia, muy especialmente a tu hija Maite, miembro de nuestra Junta Directiva y sobre todo amiga de verdad.
Foto Biblioteca Escéptica.wordpress, 2008
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