lunes, 8 de octubre de 2012

Teodoro Obiang, 33 años de dictadura e impunidad

El dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, ha sido definido por el ex embajador norteamericano Frank Rubby como el “gobernante más asesino y ladrón del mundo”. Desde que llegó al poder en 1979 mediante un golpe de estado militar contra su tío Francisco Macías Nguema, las violaciones de los derechos humanos en su país han sido constantes y las redes de corrupción se han multiplicado. Diversas organizaciones no-gubernamentales de derechos humanos, así como el relator de Derechos Humanos de la ONU, han constatado en las escasas veces que se han abierto las puertas a observadores internacionales la falta de derechos políticos, la práctica generalizada de la tortura en las cárceles y las detenciones arbitrarias, así como la represión de los disidentes y la utilización de la justicia como instrumento de coacción.

Aunque es un país enormemente rico en el África subsahariana (es el cuarto productor petrolífero de África y tiene un PIB per cápita de 19.300$ anuales), el 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. El Índice de Desarrollo humano lo sitúa en el puesto n.º 137 (de 167) y el acceso y los servicios de sanidad y educación es enormemente deficitario. La esperanza de vida no supera los 54 años de edad. Los gastos millonarios de los Obiang en bienes de lujo contrastan con la situación dramática del pueblo ecuatoguineano.

Corrupción y blanqueo de dinero

El Gobierno de los Obiang es un régimen dictatorial y donde la vulneración de derechos humanos es una práctica sistemática. Actualmente se siguen varios procedimientos judiciales contra miembros del gobierno y personas relacionadas, presuntamente involucradas en delitos de corrupción y blanqueo de capitales. Es el caso de los tribunales de España, Francia y Estados Unidos. La APDHE, junto con Open Society Justice Initiative, es acusación popular en el caso que se investiga en España.

A pesar de sus intentos de lavado de imagen en el exterior a través de campañas de comunicación, la dictadura de Obiang sigue siendo un régimen donde no se respetan los derechos humanos. En ese sentido, consideramos que el discurso de Obiang en la 67º sesión ordinaria de la reunión de alto nivel de la Asamblea de las Naciones Unidas, en el que se felicitaba de algunas reformas democráticas en su país al mismo tiempo que denominaba “injerencias” a los intentos de la justicia francesa de investigar un presunto fraude por parte de él y su hijo y vicepresidente, supone una clara manifestación de cinismo de Teodoro Obiang, que intenta eludir la acción de la justicia internacional.

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